sábado, 24 de enero de 2015

Tres veces Berlín: frases memorables

TRES VECES BERLÍN 
(UNA PONENCIA SOBRE LECTURAS Y DESLECTURAS)
José Guillermo Ánjel R.

"Ya se sabe que el mundo, antes que cosas, lo que contiene son palabras".
Ph: Manuela Granada


"Terminé leyendo sobre monstruos, porque toda comparación, cuando se une, crea un desorden"".
Ph: Manuela G

"La literatura se alimenta de fantasmas, apariciones, sombras, figuras difusas, gente a medio crear, posibilidades y prohibiciones".
 
Ph: Manuela Granada




"Es el mundo que se mueve, que cambia, que se encoge y amplía, que es moderno y antiguo, que se repite y, a la vez, es diferente, porque en cada uno hay una historia distinta, que puede ser deducida o imaginada".
Ph: Manuela Granada





"Hay muchas maneras de aferrarse a una idea".
Ph: Manuela Granada




"Ver la calle desde el balcón. Por allí pasaba gente cubierta, que nunca miraba hacia arriba".
Ph: Manuela G

Un lugar para vivir bien

Siempre he creído que el mejor lugar para vivir es el que está cerca de tu familia, o al menos crecí con esa idea y cuando tuve las experiencias necesarias para determinar ciertas cosas en las que creo o no, anoté esa frase en mi lista de ideales. Efectivamente siempre he vivido en el mismo municipio, he pasado por todos los barrios que puedo, he caminado, estudiado y conocido casi todo lo que ahí habita (digo casi todo porque pienso que por más esfuerzo que se ponga en ver un lugar desde todas las perspectivas, son demasiadas para un cuerpo de tan solo 18 años).

Antes de contarles dónde vivo, quiero explicar algo que por obvio que sea, no sobra para entender el sistema de orden de nuestra ciudad. Muchas veces, las personas que vivimos en el Área Metropolitana del Valle de Aburrá, decimos que somos de Medellín, técnicamente no es así, porque Medellín es solamente uno de los 10 municipios que la conforman. 

Tomado de google imagenes

Después de tener esto claro, quizá muchos se den cuenta de que no viven en Medellín pero que siguen siendo parte del sistema que les permite vivir así; de hecho yo lo hice hace poco, porque en el colegio estábamos más preocupados por hablar de cómo nos conquistaron los españoles que del sistema en el cual nos movemos diariamente, pero ese es otro tema.
Sin más preámbulos, vivo en Itagüí, por supuesto, y digo por supuesto porque no me imagino en otra parte, no sería Manuela, sería otra persona con el mismo nombre. Itagüí es el tercer municipio más pequeño del país (21,09 km², 2); sin embargo, es uno de los más densamente poblados e industrializados que lo conforman. Está compuesto por 64 barrios organizados en seis comunas  y ocho veredas. 

Como mencioné antes, he recorrido mi municipio y he vivido por lo menos en dos barrios diferentes de él, pero en este momento mi hogar está ubicado en la comuna dos, en el barrio Santa Catalina, uno de los límites del municipio al cuál llamo la cola de Itagüí:

tomado de google imagenes y editado


Antes de hablar propiamente de la cola de Itagüí, voy a dejar una idea acerca de las múltiples perspectivas que se tienen de mi municipio.
Desde la perspectiva del alcalde de Itagüí Carlos Andrés Trujillo (quien con un 92% de favorabilidad entre los ciudadanos obtuvo el primer lugar en la encuesta del Centro Nacional de Consultoría ubicándose como el mejor alcalde del país), bajo su cargo el municipio ha realizado en los últimos 36 meses inversiones millonarias en materia de seguridad, educación, infraestructura, deportes y otros ámbitos de inversión social, lo que asegura su puesto político y por supuesto sus ganas de ayudar a la comunidad.

Desde la perspectiva de los itagüiseños de la tercera edad, la inversión de más de 400 mil millones de pesos para la modernización de los espacios públicos, parques  y vías del territorio significa para ellos una zona renovada para tomar el café desde las 6:30a. m. hasta las 11:00a. m., conversar con la comadre sobre sus nietos en las cómodas sillas de los nuevos espacios y tener una linda acera para caminar tranquilos con sus bastones a almorzar para luego volver y retomar la tertulia de la tarde que casi siempre es sobre por qué Uribe fue el mejor presidente del país.
 
Tomada de google imagenes

Desde la perspectiva de los niños es complicado, pues solo quieren jugar y pasarla bien; pero ocurre que el alcalde antes mencionado invirtió  más de 300 mil millones de pesos para la construcción de 7 nuevos megacolegios y la adecuación y mantenimiento de todas las instituciones educativas oficiales. Con este gran avance para la alcaldía, el ministerio de educación y los padres de familia, más de un niño reniega porque ya no tienen que parar las clases por una evacuación a causa de la mala infraestructura.

Desde la perspectiva de los padres y madres responsables de un hogar, de las parejas solteras o de los jóvenes que ya manejen algo de responsabilidad acerca del capital social; la inversión de más de 60 mil millones de pesos para fortalecer y modernizar las instituciones de seguridad y justicia por medio de medidas como cámaras de seguridad y más subestaciones de Policía, significa para ellos la tranquilidad de reclamar la quincena sin ser atracados. Se dice, sin embargo, que a la gente deshonesta (comúnmente llamada ladrones), esta medida los ha afectado gravemente.

Desde mi perspectiva veo a Itagüí como veo a la mayoría de los municipios del área metropolitana: como una  zona de altos contrastes. Sin embargo, no son contrastes que existieron siempre. No es de gratis que un aumento de seguridad e inversión asombre a más de un habitante y nos posicione mejor en aspectos de administración política y de calidad de vida, porque de igual manera en que se puede llegar a “amar” el barrio en el que se vive, también hay espacio para miedos, rechazo e incomodidades sobre todo cuando pensamos en su historia y sus cicatrices.

Ph: Manuela Granada
 Ahí es cuando entra mi barrio y los más aledaños, pues lo entiendo y lo significo como  una construcción de todos los aspectos y perspectivas que han evolucionado con el tiempo. Santa Catalina es un barrio en desarrollo, en el sentido de que es una zona compuesta en su gran mayoría por unidades cerradas, muchas de ellas en construcción. 

Mi unidad es la más antigua del sector, por lo tanto es la más grande, pues hace ocho años la construcción de unidades como propiedades horizontales rentables para la venta, estaba enfocada en la cantidad de espacios verdes que tuviera. Por otro lado las unidades aledañas, que son más contemporáneas, tienen hasta seis torres de 25 pisos cada una, menos zonas verdes pero más posibilidades de esparcimiento.
Este espacio hizo que los habitantes de los municipios aledaños y del resto de Itagüí se visionaran el proyecto de vivir en una unidad cerrada, con gimnasio y piscina. Este pensamiento hace parte de la reconfiguración de las ciudades, donde en cada barrio hay muchas unidades y en cada una de ellas un modus operandi, un estilo de vida más seguro, independiente y moderno más acoplado con el ritmo de la ciudad.

Ph: Manuela Granada
Vivir en Santa Catalina es, realmente, construir nuevos modos de ver la sociedad, urbanizarla y crear espacios de convivencia, esto teniendo en cuenta que existen opiniones de que vivir de esta forma es hacerlo a puertas cerradas, inmutable de la gente, el barrio y hasta el mundo, opinión de la cual discrepo. Para mí se trata más bien de transformación, pues esa es la esencia del mundo, transformarse; es pasar de las sancochadas en el barrio a las parrilladas en el salón social, de las juntas  de acción comunal a las reuniones de administración tanto individuales como conjuntas, de ir a la tiendita de la esquina al bulevar que queda cerca y de parchar en la esquina a ir a disfrutar de la piscina o el parque de juegos.  Estas transformaciones de las que fui espectadora me han permitido significar el lugar donde vivo desde su historia y sus diferentes perspectivas, entenderme como persona inmersa en reconfiguraciones y producto de ellas, en este lugar donde duermo, como, salgo, me transporto, convivo, vivo y sobrevivo. 
Ph: Mauela Granada

Alguna vez viví en una Itagüí distinta y en un barrio distinto, no obstante, la Manuela del presente vive en un octavo piso con una hermosa vista hacia Medellín y significa la tranquilidad de sentirme viviendo en una ciudad pero estar a la 'afueras' de ella, el orgullo de ver a un municipio que se tardó en mejorar pero lo hizo, la aventura de tener que recorrer casi toda la Línea A del Metro para llegar a mi universidad y en el recorrido aprender tantas cosas de la ciudad que no se van a publicar en ningún periódico, la oportunidad de darle a conocer a mis amigos universitarios (quienes muchas veces dicen que vivo en otro continente) de aprender de todos los municipios de Medellín y, más que nada, como un lindo ideal, tener la certeza de que a menos de diez minutos mi abuela me espera con un chocolate caliente y mis tíos se preparan para el asado de la noche.

Y cada vez que partí llevé conmigo la imagen de mí barrio, que fui mostrando y dejando en las ciudades del mundo. Fue así como un viajero que viajaba con su barrio a cuestas. O como esos árboles trasplantados que sólo dan fruto si llevan adheridas a sus raíces la tierra en que nacieron y crecieron”. “Benito Quinquela Martín”