INFORME SOBRE LA CONFERENCIA “DECONSTRUCCIÓN DE CIUDAD A TRAVÉS DE LA
ILEGALIDAD” A CARGO DE JOSÉ GUILLERMO ÁNJEL.
Seminario Ciudadanía, legalidad y transformación social.
El seminario Ciudadanía, legalidad y transformación social es
el resultado de una apuesta de la Gobernación de Antioquia para poner en el
escenario académico temas como la ética, la legalidad y la construcción de una
sociedad con más y mejores oportunidades. La ponencia central tuvo como invitado al escritor y docente
universitario de origen sefardí José Guillermo Ánjel, más conocido como Memo
Ánjel.
Nació en Medellín en 1954. Es comunicador social-periodista
de la universidad Pontificia Bolivariana y doctor en Filosofía de esa misma
universidad. En el año 2005, ganó la beca de Arista en residencia del Berliner
Kúnstlerprogramm del DAAD (Deutscher Akademischer Austauschdienst) y estuvo
viviendo un año en Berlín. Cuentos y ensayos han sido publicados en revistas
colombianas y extranjeras, en especial revistas de habla alemana.[1]
A continuación el informe de su conferencia
Tras escuchar una breve hoja de vida del ponente y después
de una generosa ronda de aplausos, la audiencia estaba preparada para escuchar
qué tenía que decir una figura tan representativa y conocedora de la ciudad
como lo es Memo Ánjel.
Comenzó su discurso con ese sentido del humor inteligente
que lo caracteriza, excusándose por llegar un poco retrasado y trayendo a
colación una frase característica de los conocedores urbanos: las ciudades son
como se mueven. Más que una excusa fue un modo de ejemplificar cómo nuestras
actitudes cotidianas están tan permeadas por el entorno en que vivimos.
El concepto de ciudad, o al menos su significación más importante, la definió como un lugar que se creó para que el
hombre no estuviera solo y es debido a esto que una ciudad no es su
infraestructura sino la gente que la habita y la manera en como lo hace. La
forma en que la gente se mueve por la ciudad refleja la verdadera humanidad de
esta. Así mismo, dejó en claro que antes que cualquier cosa la ciudad es
educación y que como colectividad educada se deben minimizar los problemas. Sin
embargo, frente a su concepto, se está educando mal a la gente pues la ciudad
se ha convertido en una muchedumbre solitaria que no sabe vivir junta.
Plantea esta concepción con base en el argumento de que nos
imponen deseos, pero nadie nos propone descubrir quiénes somos en realidad como personas y como país; no sabemos dónde estamos ni qué tenemos porque no
tienen como prioridad mostrárnoslo tanto en el ámbito educativo como en el
cotidiano. Esto es consecuente la falta de revisión que
tiene el hombre colombiano sobre sí mismo
y sobre su patria lo que lo lleva a creer que está vacío y quien está
vacío no cuida lo que hay a su alrededor.
Junto a esta reflexión, menciona la paradoja de que para luchar
contra una ilegalidad que es casi norma, hay que imprimir otra legalidad: ser
legal. Para articular esto, propone cuatro elementos importantes que desarrolla
en el resto de su ponencia y que son: la ética, la seguridad, la política y la calidad de vida.
Hablando de la ética, conceptualiza esta palabra vista desde
el cuidado de sí para que el ciudadano aprenda a vivir con él mismo y eso
requiere conocer sobre su país, su historia y su gente para que al aceptarse pueda
ser aceptado por el otro porque sin el otro no hay ciudad.
A partir de esto, llega al tema de la seguridad donde afirma
que la única forma de tener una ciudad segura es aprendiendo a ayudar al otro.
Pero, ¿Cómo cuidar del otro? En este momento la ética y la seguridad se conectan con la
política, donde habla acerca de que
gobernar una ciudad, verdaderamente, es relacionarse con el otro, no salir
escoltado a la calle ni vivir de apariencias. Así mismo expone un ejemplo sobre Antioquia y su capital, para decir que en este departamento cabe tres veces
Israel y hay una sola ciudad a punto de explotar mientras que las periferias son ignoradas y
comunidades como las indígenas prefieren desplazarse hacia Medellín porque al
menos tienen el techo, así sea el de un puente, y la atención de gente que los
mira con lástima.
Como último elemento habla sobre la calidad de vida y de cómo esta se comienza en casa. Por eso es
fundamental que los barrios y los espacios de ciudad sean agradables, porque en
algunos casos y como él lo expresa, se vive
en un confinamiento.
Como conclusión a su planteamiento de los
cuatro elementos, asegura que la forma más eficiente de construir una ciudad sin
legalidad es concentrarse en resolver
los problemas mínimos para que el gran problema disminuya. Esto se logra desde
una perspectiva que muy pocas veces tomamos en cuenta y que Memo tiene muy
clara, la cual se basa en que para conseguir este objetivo hay
que eliminar todo lo que le haga sentir dolor a las personas, a los ciudadanos, y sienten dolor cuando son ignorados, cuando son tratados de pobres, cuando los reprimen.
Si se elimina el dolor se creará gente de paz lo que traerá
una ciudad de paz. Y como dice este
docente, que en mi concepto es un muy completo urbanista y es de los pocos que
aún rescata la humanidad de los ciudadanos en el desarrollo de su entorno, mientras
que no entendamos que los derechos fundamentales son comer, hablar, escribir,
pensar, ser tomados en cuenta y vivir dignamente… apague y vámonos.
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